martes, 26 de julio de 2011

CUENTO: OJOS DE ONIX

Cierta tarde, me encontraba haciendo entrevistas para suplir a una secretaria en mi trabajo.
Demás está decir que el desfile de candidatas era realmente importante ya que en la empresa que trabajo, se precisa personal con una gran capacidad e intuición para el manejo de ventas.
Pasaron por mis planillas y por mis interrogantes, distintas tipos de personalidades hasta que, por cosas del destino, se hizo la hora del cierre y yo, todavía no había podido obtener lo que realmente buscaba.
Ante este fracaso en la selección, me puse a pensar si el ambiente era el que no llegaba a sentirlas totalmente relajadas o tranquilas a la hora de mis inquisiciones.
Con esa idea, me fui conduciendo en mi auto hasta mi casa, pensando cómo podría hacer mi trabajo, al otro día.
Cuando arribé a mi oficina nuevamente, se me ocurrió algo que nunca hubiera imaginado. Utilizar una antigua sala de estar de la dueña de la empresa.
Era cuarto pequeño, pero con una gran biblioteca, un hermoso piano de pie, unos comodísimos sillones floreados y un gran ventanal que daba a este cuarto, un tono realmente cálido y más privado del ruido de las oficinas propiamente dichas.
Comencé a tomar las encuestas a las nuevas postulantes que estaban citadas para ese día.
Les pedía que pasaran a esta pequeña sala y que se sentaran en uno de estos sillones hasta que llegase yo.
Con carpeta en mano, iba mirando cada detalle que hacía cada una de ellas cuando alguna pregunta les requería.
Y así, fueron pasando hasta que llegó la hora nuevamente de cerrar ese día con una nueva frustración, al no haber encontrado lo que me pedían…
Saludé a la última señorita y cuando me disponía a colocarme el saco, me tocan la puerta y, con una manga aún sin colocármela, abrí la puerta y una bella mujer de pelo ondulado, disculpándose por la hora y su tardanza, me pide si la podía entrevistar, ya que había estado esperando en mi oficina y nadie la había dicho que habíamos cambiado el lugar para las entrevistas….
Me reí y también me disculpé obviamente, y le dije que pase, que yo iba a buscar un café.
Cuando regresé, la vi con sus largas piernas cruzadas, sentada en aquel sillón, donde la luz que entraba por ese ventanal, hacían maravillas en esos ojos de un color atrapante.
Hola…me dijo, con una lapicera jugando en su boca, me saludó de una forma en que no me hubiera imaginado nunca.
Yo, que venía con dos pocillos de café en mis manos, le devolví el saludo de la forma más temblorosa…
Comenzó diciéndome su nombre, aunque en un tono más que amigable, me dijo que prefería que la trataran con el diminutivo de su nombre.
De repente, me sentía demasiado cómodo para mi gusto, o mi forma de ser dentro de la empresa.
Era algo muy raro dentro mío pero reconfortante de por si.
Mientras le hacía algunas preguntas, la hora pasaba sin que yo me diera cuenta…
Le ofrecí otro café…al que gustosa aceptó..
Sin querer, la noche se acercaba y yo, estaba solo junto a ella, en el medio de la empresa. Me sentía como un acosador pero no había motivo alguno que a ella se le cruzara eso por su cabeza, ya que la charla cada vez, resultaba más amena.
Charlamos de todo, de nuestras vidas, de nuestras broncas y vicisitudes, hasta el punto de sentirnos tan cómodos que no lo podíamos creer.
Hacía rato que había pasado todas las pruebas de la secretaria que la empresa necesitaba y de eso, realmente me había olvidado por completo….estaba ciertamente en otra cosa.
Estaba encontrándome a mi mismo, sacándome el formalismo que llevaba rutinariamente y ella… era la mujer que no paraba de reírse de sus cosas y de las mías…
Era tan simple y tan delicada, que cada vez que iba en busca de más café, al entrar… percibía su perfume tan exquisito que no me daba ganas de dejarlo escapar, cerrando la puerta para seguir embriagándome con ese suave aroma, mezclado con su sonrisa y su pícara mirada que no paraba de mirarme.
En un momento de esos que a uno lo agarran pensando en otra cosa, me dice…
¿Vas a seguir con la corbata puesta?...
Me miré y empecé a reírme, porque era cierto, a lo que le dije que era tan formal para muchas cosas que no me había dado cuenta en lo más mínimo aunque confieso, que cuando me sentía nervioso unas horas antes, hubiera deseado quitármela pero en fin, seguimos charlando de todo un poco, risa va y risa viene hasta que de repente, ella se levantó como para alzar sus cosas e irse y fue ahí, cuando también me puse de pie y le dije….
No te vayas aún…la estoy pasando genial contigo…
Es que mira la hora…ya es muy tarde y tengo cosas que hacer….
La tomé por sus hombros y con una mano mía, le acomodé su flequillo haciéndole una suave caricia en su frente asombrada…
…Qué suave!! Me alcanzó a decir…
La verdad…tu eres la suavidad representada le dije en voz muy baja….
Mis dedos bajaron hasta su mentón y subiéndoselo un poco, y con el mismo tono que había usado antes, le dije que tenía un rostro hermoso, una sonrisa especial.. y unos ojos…..que se parecen tanto al color del onix…Sinceramente, tienes unos ojos maravillosos!!! Le alcancé a decir…
Los cerró por un momento….y me le acerqué a esos labios que habían dejado de hablar, para humedecérselos con los míos….
Qué rico beso……..me dijo…
A lo que, bajando mis brazos hasta su cintura, volví a darle otro beso para terminar en sus mejillas diciéndole lo hermosa que era…..y que jamás me había sentido tan libre y con alguien tan dulce como ella…
Su respuesta fue algo también hermoso…Sus manos me tomaron por el cuello y me devolvió con otro mágico y eterno beso…
La senté nuevamente en ese sillón y sin soltarla… me arrodillé en el piso y comencé a besarla en esa posición.
Sus manos acariciaban mis cabellos…
Y las mías….hacían de pequeños exploradores con su contorno…
Mientras miraba hacia arriba… observaba su rostro con sus ojos cerrados…
Sus labios….casi blancos, se los mordía mientras hacía para atrás su cabeza, como relajándose sobre el respaldar…
Muy despacio….bajé el cierre de sus botas altas hasta quitárselas a ambas….
Ahora…aprovechaba y subía mis manos por las mangas de sus pantalones, acariciándole con mis dedos, esa erizada piel de cada una de sus piernas…..
Ella… no paraba de hacer círculos en mi cabello sintiendo a cada rato, sus suaves uñas…
Saqué mis manos de sus tibios pies y comencé a subirlas, hasta su cintura…
Con mi boca, quería arrancar cada botón de su blusa pero… por arte de magia… mientras tenía un botón entre mis dientes, sus manos me ayudaban a desabrochar cada uno de ellos…
Mis labios despejaron mi camino de aquellas traslúcidas telas…. y comenzaron a besar ese bello abdomen que se hundía y se emergía, al ritmo de su agitada respiración, con cada beso que le daba..
Seguí esa línea hasta su cuello, sintiendo cada vez más fuerte su entrecortada voz…
Me decía que no aguantaba más… preguntándome a cada segundo por qué….o simplemente, me susurraba un…así…así…prohibiéndome parar este frenético juego preliminar…
Con mis manos por su espalda arqueada, le desprendí esa perfecta obra de encaje blanco que llevaba puesta, quedando sus pechos a merced de mis labios…
Bajé suavemente con pequeños besos…. hasta quedarme a jugar haciendo círculos con mi boca, alrededor de sus rosados erizados….
Su voz la sentía cada vez más cerca de mis oídos…
Me susurraba que no parase por nada del mundo….
Con mi mano derecha, desabroché el botón de su pantalón, sintiendo como se liberaba de esa prisión de tela…acariciando con mis dedos su piel tan eróticamente marcada…
Ya con suaves movimientos, le fui quitando su pantalón  para seguir jugando con mi índice, en el otro encaje blanco…el mismo que hacía juego y combinación con el de arriba……
Cada vez experimentaba más calor……
La tenía sentada en ese sillón, totalmente para mí, en toda su desnudes…
Ella no paraba de acariciar mi espalda…..
Mi boca empezaba a jugar en otro sitio, maravilloso y tan bien femeninamente cuidado….
No podía creer lo perfecto que era tenerla así…..a mi merced…
Sus manos buscaron mi apretado cinturón, liberándome de lo único que todavía llevaba puesto…
Ambos quedamos libres en busca de nuestros desnudados cuerpos…
Busqué nuevamente su boca y ella la mía…
Me apretó contra su cuerpo y sentí ese perfume de mujer sedienta de pasión…
Mis manos acariciaban su espalda y su largo pelo, para despegarme de a ratos y llevarlas hasta sus sudados senos…
Ella, con sus finos dedos…. me tocaba la cara y se enroscaba en mis vellos del pecho…
Hasta que por fin……llegó el punto máximo de nuestros cuerpos……….
Sentí sus músculos como se endurecían….
Mis manos seguían cada surco de sus ondulantes movimientos..
Ella no paraba de morderse sus labios y decirme cosas enardecientes en mis oídos…
Yo le decía que estaba hermosa…..que siguiera…que realmente era una mujer totalmente liberada de todo…
A lo que me respondió con un fuerte abrazo….,y un hermoso suspiro…
Hasta quedarnos así, en esa posición, mimándonos con pequeñas caricias…escuchando nuestros latidos… luego de esta tormenta de amor y pasión…





CELACANTO

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