martes, 26 de julio de 2011

CUENTO: AQUEL TATUAJE EN TU ESPALDA


Realmente…. No se por dónde empezar.
Quisiera tratar de escribir algo tan maravilloso, como es describir aquella bella espalda, como la de cualquier mujer, que quizás nunca alguien la valoró, como lo hice yo…aquella vez…..
Sus suaves ondulaciones… matizadas con esos enrulados cabellos largos, me hacían que mis dedos cruelmente se tentaran, ante esa aterciopelada piel.
Mis ojos fueron los mejores testigos, de aquel cuadro de naturaleza perfecta, haciendo que pestañeara a cada instante, por no creer que la belleza de una mujer, pudiese tanto esconder, como aquel que te cuenta un cuento de un encuentro de amores pasados, y que quisieras saber cómo fue el después.
Tiempo al tiempo, les dije a mis dedos inquietos, que aún mis ojos… están perplejos…
Aquel tatuaje donde terminaba su espalda, era el toque más sensual que había visto y que jamás me hubiera imaginado que tanto podía llegar a doblegarme.
Era de un color morado y de dibujos tibios, que realmente hacían la combinación perfecta para cualquier expectador de arte privado.
Sin quererlo, fui hablándole de a poco a sus dibujados y escondidos oídos, sobre lo bello que era aquel encuentro, y que por primera vez, sentía el placer de estar con una mujer, y poder apreciar cada centímetro de su piel.
Le dije que me encantaba su espalda, y que si me lo permitía, le haría unos relajantes masajes, untados con el mejor óleo de Rosas de Bulgaria…
Cuando ella me dijo que sí, le saqué aquella transparente camisa blanca de seda que llevaba puesta sin que ningún botón me lo impidiera….y le pedí que se recostara boca abajo…en aquel encantado camastro hecho de cañas, salpicado con mullidos almohadones rojos y danzantes tules blancos, flameantes por la brisa de aquella templada noche estrellada…
Puso sus manos a los costados de su cabeza, y yo no tardé en acomodar su largo cabello, para dejar libre esa llanura ondulada, a la que yo tanto deseaba explorar.
Me arrodille sobre su costado izquierdo, justo a la mitad de su cuerpo, para que la luz de aquellas velas, hicieran de haces danzantes y de sombras acostadas sobre aquella columna, que atravesaba esa planicie encantada.
Comencé a calentar las puntas de mis dedos, con ese impregnante aceite de Rosa de Bulgaria, para que no sintiera ningún tipo de frío, al momento de comenzar con aquel personal desafío.
Apoyé mis manos sobre la hendidura de sus hombros y comencé a hacer, poco a poco, unos suaves y circulantes masajes,  con mis exploradores dedos cómodos.
Sólo sé que en esa fantástica noche, mis oídos tanto no aguantarían, porque no sólo oían el ruido del flameo de telas por el viento, sino que a todo esto, se le sumaron unos escondidos gemidos de aquella boca que mordía almohadones, sin frenos.
No tardé en sentarme por encima de sus piernas, para seguir son ese ritual de aceite cada vez más tibio, por su ya arqueada y temblorosa espalda….todo un desafío.
Cada vez que iba bajando más, no dejaba de mirar aquel tatuaje que tanto al principio me atrapó. A decir verdad, era por demás intrigante y hasta con tintes místicos. Podría afirmar que algún mensaje en clave traía consigo, porque al pasarle el óleo con mis dedos, como por arte de magia, aparecían dos figuras de un hombre y una mujer abrazados, de un suave color morado, y en el lugar donde aquellas figuras se besaban, sus bocas tenían a lo que llamo el color rojo “vivo”.
Los caminos serpenteantes que hacían mis manos dese el cuello hasta aquel tatuaje, no eran más que cosechar más y más gemidos de aquellos labios de esa preciosa dama, que tenía debajo mío…, y que con movimientos temblorosos y jadeantes, no podía decirme basta ni mucho menos…que acabase.
Pronto …. Vino la locura…
Me saqué mi camisa suelta y en un instante, ambos quedamos cual naturaleza imaginase.
Apoyé mi pecho contra su aceitada espalda y en pocos segundos, ambos teníamos el roce y el aroma de aquella Rosa de Bulgaria hecho aceite.
Hacernos el Amor aquella noche…, entrelazándo sus manos con las mías y no pararnos de mover, fue lo más maravilloso que sentí, en lo que yo llamo “Historias de Vida,,,,”; porque cada vez que recuerdo aquella noche, miro en mi abdomen y me aparece como por picardía , aquel bello tatuaje que ella llevaba, en esa estrellada noche….donde toda su belleza….. fue mía…..




CELACANTO

CUENTO: OJOS DE ONIX

Cierta tarde, me encontraba haciendo entrevistas para suplir a una secretaria en mi trabajo.
Demás está decir que el desfile de candidatas era realmente importante ya que en la empresa que trabajo, se precisa personal con una gran capacidad e intuición para el manejo de ventas.
Pasaron por mis planillas y por mis interrogantes, distintas tipos de personalidades hasta que, por cosas del destino, se hizo la hora del cierre y yo, todavía no había podido obtener lo que realmente buscaba.
Ante este fracaso en la selección, me puse a pensar si el ambiente era el que no llegaba a sentirlas totalmente relajadas o tranquilas a la hora de mis inquisiciones.
Con esa idea, me fui conduciendo en mi auto hasta mi casa, pensando cómo podría hacer mi trabajo, al otro día.
Cuando arribé a mi oficina nuevamente, se me ocurrió algo que nunca hubiera imaginado. Utilizar una antigua sala de estar de la dueña de la empresa.
Era cuarto pequeño, pero con una gran biblioteca, un hermoso piano de pie, unos comodísimos sillones floreados y un gran ventanal que daba a este cuarto, un tono realmente cálido y más privado del ruido de las oficinas propiamente dichas.
Comencé a tomar las encuestas a las nuevas postulantes que estaban citadas para ese día.
Les pedía que pasaran a esta pequeña sala y que se sentaran en uno de estos sillones hasta que llegase yo.
Con carpeta en mano, iba mirando cada detalle que hacía cada una de ellas cuando alguna pregunta les requería.
Y así, fueron pasando hasta que llegó la hora nuevamente de cerrar ese día con una nueva frustración, al no haber encontrado lo que me pedían…
Saludé a la última señorita y cuando me disponía a colocarme el saco, me tocan la puerta y, con una manga aún sin colocármela, abrí la puerta y una bella mujer de pelo ondulado, disculpándose por la hora y su tardanza, me pide si la podía entrevistar, ya que había estado esperando en mi oficina y nadie la había dicho que habíamos cambiado el lugar para las entrevistas….
Me reí y también me disculpé obviamente, y le dije que pase, que yo iba a buscar un café.
Cuando regresé, la vi con sus largas piernas cruzadas, sentada en aquel sillón, donde la luz que entraba por ese ventanal, hacían maravillas en esos ojos de un color atrapante.
Hola…me dijo, con una lapicera jugando en su boca, me saludó de una forma en que no me hubiera imaginado nunca.
Yo, que venía con dos pocillos de café en mis manos, le devolví el saludo de la forma más temblorosa…
Comenzó diciéndome su nombre, aunque en un tono más que amigable, me dijo que prefería que la trataran con el diminutivo de su nombre.
De repente, me sentía demasiado cómodo para mi gusto, o mi forma de ser dentro de la empresa.
Era algo muy raro dentro mío pero reconfortante de por si.
Mientras le hacía algunas preguntas, la hora pasaba sin que yo me diera cuenta…
Le ofrecí otro café…al que gustosa aceptó..
Sin querer, la noche se acercaba y yo, estaba solo junto a ella, en el medio de la empresa. Me sentía como un acosador pero no había motivo alguno que a ella se le cruzara eso por su cabeza, ya que la charla cada vez, resultaba más amena.
Charlamos de todo, de nuestras vidas, de nuestras broncas y vicisitudes, hasta el punto de sentirnos tan cómodos que no lo podíamos creer.
Hacía rato que había pasado todas las pruebas de la secretaria que la empresa necesitaba y de eso, realmente me había olvidado por completo….estaba ciertamente en otra cosa.
Estaba encontrándome a mi mismo, sacándome el formalismo que llevaba rutinariamente y ella… era la mujer que no paraba de reírse de sus cosas y de las mías…
Era tan simple y tan delicada, que cada vez que iba en busca de más café, al entrar… percibía su perfume tan exquisito que no me daba ganas de dejarlo escapar, cerrando la puerta para seguir embriagándome con ese suave aroma, mezclado con su sonrisa y su pícara mirada que no paraba de mirarme.
En un momento de esos que a uno lo agarran pensando en otra cosa, me dice…
¿Vas a seguir con la corbata puesta?...
Me miré y empecé a reírme, porque era cierto, a lo que le dije que era tan formal para muchas cosas que no me había dado cuenta en lo más mínimo aunque confieso, que cuando me sentía nervioso unas horas antes, hubiera deseado quitármela pero en fin, seguimos charlando de todo un poco, risa va y risa viene hasta que de repente, ella se levantó como para alzar sus cosas e irse y fue ahí, cuando también me puse de pie y le dije….
No te vayas aún…la estoy pasando genial contigo…
Es que mira la hora…ya es muy tarde y tengo cosas que hacer….
La tomé por sus hombros y con una mano mía, le acomodé su flequillo haciéndole una suave caricia en su frente asombrada…
…Qué suave!! Me alcanzó a decir…
La verdad…tu eres la suavidad representada le dije en voz muy baja….
Mis dedos bajaron hasta su mentón y subiéndoselo un poco, y con el mismo tono que había usado antes, le dije que tenía un rostro hermoso, una sonrisa especial.. y unos ojos…..que se parecen tanto al color del onix…Sinceramente, tienes unos ojos maravillosos!!! Le alcancé a decir…
Los cerró por un momento….y me le acerqué a esos labios que habían dejado de hablar, para humedecérselos con los míos….
Qué rico beso……..me dijo…
A lo que, bajando mis brazos hasta su cintura, volví a darle otro beso para terminar en sus mejillas diciéndole lo hermosa que era…..y que jamás me había sentido tan libre y con alguien tan dulce como ella…
Su respuesta fue algo también hermoso…Sus manos me tomaron por el cuello y me devolvió con otro mágico y eterno beso…
La senté nuevamente en ese sillón y sin soltarla… me arrodillé en el piso y comencé a besarla en esa posición.
Sus manos acariciaban mis cabellos…
Y las mías….hacían de pequeños exploradores con su contorno…
Mientras miraba hacia arriba… observaba su rostro con sus ojos cerrados…
Sus labios….casi blancos, se los mordía mientras hacía para atrás su cabeza, como relajándose sobre el respaldar…
Muy despacio….bajé el cierre de sus botas altas hasta quitárselas a ambas….
Ahora…aprovechaba y subía mis manos por las mangas de sus pantalones, acariciándole con mis dedos, esa erizada piel de cada una de sus piernas…..
Ella… no paraba de hacer círculos en mi cabello sintiendo a cada rato, sus suaves uñas…
Saqué mis manos de sus tibios pies y comencé a subirlas, hasta su cintura…
Con mi boca, quería arrancar cada botón de su blusa pero… por arte de magia… mientras tenía un botón entre mis dientes, sus manos me ayudaban a desabrochar cada uno de ellos…
Mis labios despejaron mi camino de aquellas traslúcidas telas…. y comenzaron a besar ese bello abdomen que se hundía y se emergía, al ritmo de su agitada respiración, con cada beso que le daba..
Seguí esa línea hasta su cuello, sintiendo cada vez más fuerte su entrecortada voz…
Me decía que no aguantaba más… preguntándome a cada segundo por qué….o simplemente, me susurraba un…así…así…prohibiéndome parar este frenético juego preliminar…
Con mis manos por su espalda arqueada, le desprendí esa perfecta obra de encaje blanco que llevaba puesta, quedando sus pechos a merced de mis labios…
Bajé suavemente con pequeños besos…. hasta quedarme a jugar haciendo círculos con mi boca, alrededor de sus rosados erizados….
Su voz la sentía cada vez más cerca de mis oídos…
Me susurraba que no parase por nada del mundo….
Con mi mano derecha, desabroché el botón de su pantalón, sintiendo como se liberaba de esa prisión de tela…acariciando con mis dedos su piel tan eróticamente marcada…
Ya con suaves movimientos, le fui quitando su pantalón  para seguir jugando con mi índice, en el otro encaje blanco…el mismo que hacía juego y combinación con el de arriba……
Cada vez experimentaba más calor……
La tenía sentada en ese sillón, totalmente para mí, en toda su desnudes…
Ella no paraba de acariciar mi espalda…..
Mi boca empezaba a jugar en otro sitio, maravilloso y tan bien femeninamente cuidado….
No podía creer lo perfecto que era tenerla así…..a mi merced…
Sus manos buscaron mi apretado cinturón, liberándome de lo único que todavía llevaba puesto…
Ambos quedamos libres en busca de nuestros desnudados cuerpos…
Busqué nuevamente su boca y ella la mía…
Me apretó contra su cuerpo y sentí ese perfume de mujer sedienta de pasión…
Mis manos acariciaban su espalda y su largo pelo, para despegarme de a ratos y llevarlas hasta sus sudados senos…
Ella, con sus finos dedos…. me tocaba la cara y se enroscaba en mis vellos del pecho…
Hasta que por fin……llegó el punto máximo de nuestros cuerpos……….
Sentí sus músculos como se endurecían….
Mis manos seguían cada surco de sus ondulantes movimientos..
Ella no paraba de morderse sus labios y decirme cosas enardecientes en mis oídos…
Yo le decía que estaba hermosa…..que siguiera…que realmente era una mujer totalmente liberada de todo…
A lo que me respondió con un fuerte abrazo….,y un hermoso suspiro…
Hasta quedarnos así, en esa posición, mimándonos con pequeñas caricias…escuchando nuestros latidos… luego de esta tormenta de amor y pasión…





CELACANTO

jueves, 21 de julio de 2011

CUENTO: TU PIEL EN SEPIA



Alguna vez sentiste la palabra Sepia…???
Quiso mi imaginación inquieta, buscar el significado de esa palabra y…al final de mis averiguaciones, di con la tan ansiada respuesta.
Se trataba de un color tan especial qué solamente se podía lograr envejeciendo cualquier fotografía, a un tono de papel marrón con mezcla de colores pasteles.
Pero…mi mente agitada de tormentas de sueños y de erotismo…, no tardó en buscar algo que represente ese tan ansiado color… en el cuerpo de una mujer…
Y como si el destino de uno fuese el de encontrar esos momentos fortuitos capaces de armar un relato…., casi por accidente accedí a conocer el maravilloso mundo del color SEPIA.
Me dediqué a especializarme en sacar fotos en primer plano por sobre todas las cosas.
Luego…, aparecieron los contrastes hasta que de repente…una tarde de otoño, golpean la puerta de mi improvisado estudio de fotografía, que con mi poco tiempo diario, había hecho con tanta cautela… en un rincón de mi pequeña casa.
Al abrir la puerta, me encontré con una amiga de la época de mi juventud, que casualmente estaba vendiendo promociones de una reconocida tarjeta de crédito…
Inmediatamente nos reconocimos y con un gran abrazo, la invité a pasar.
Me preguntó a qué me dedicaba y le dije que en mis tiempos libres…me remonto a la fotografía artística pero de manera muy personal y especialmente, con un toque de personalidad con cada cuadro que hago…. Y que luego las exhibo en alguna galería de arte, o simplemente me quedo con ellas para admirarlas y perfeccionarme para las próximas tomas…
Con un “Me encanta lo que hacés”… arremetió aquella escultural compañía femenina que tenía allí, y que realmente, hacía orgullo de su físico casi perfecto y que , al haber pasado tantos años que no la veía, me tenía más acorralado y sorprendido por tantos cambios que habían ocurrido en ella.
Su carácter tan dulce y tierno….no habían cambiado…. En cambio yo….rogaba caerle tan bien como ella lo hacía en mí.  
Nos contamos todas las historias y anécdotas de la vida pasada de cada uno, riéndonos a más no poder, pero sin sacarle la mirada sobre su cuerpo, como cuan cazador espera largas horas a su presa….
Hasta que llegó la noche y me dijo que se tenía que ir…
Sin perder más tiempo, me apuré diciéndole que orgulloso la invitaba a cenar ahí mismo, en mi improvisado estudio de fotografía, que para lo cual, le rogué que aceptara para probar mi especialidad que era la copa de mariscos al vino blanco con romero fresco…
Pareció tentarse con mi aromatizado romero que…, entre sus dudas que me hacía su hermosa cara, me dijo que si, aceptaba mi invitación, sin que se hiciera demasiado tarde, ya que al haber charlado tanto…. tenía que recuperar su tiempo de trabajo.
Acomodé unos almohadones cuadrados de colores, a la vuelta de una mesa ratona que para ese entonces, ya tenía una velas flotantes encendidas, sobre una fuente ovalada de cristal color caramelo, largando con sus danzantes llamas de luz, un maravilloso olor a canela…
Yo…en mi barra de madera que utilizaba para charlas de amigos, con banquetas altas y alumbrado por unas luces tenues que me daban unas dicroicas…, me aprontaba a preparar ese manjar llamado copa de mariscos….
Mientras picaba el romero sobre una tabla, ella me preguntó cuál era ese olor tan impregnante que mezclado con el de la canela, hacían una atmósfera entre selvática y afrodisíaca ….
Le expliqué que era una especialidad casualmente “afrodisíaca” como dicen algunos cocineros, y que… si ella me lo permitía….le quería sacar fotos mientras ella degustaba esta fantástica preparación….
Me dijo que sería algo raro porque nunca se lo había imaginado…pero con gusto aceptaba ese desafío…
Nos sentamos arrodillados sobre mis almohadones alrededor de la mesa ratona, a saborear mi personalizada preparación…
Corrí la fuente de velas flotantes hacia un costado de la mesa y le pregunté si le gustaba este plato “sensual” por así decirlo…
Con sus ojos entrecerrados me asintió con su cabeza….momento justo que aproveché para echar unas hojas de romero en el agua de la fuente que iluminaba esa hermosa velada…
Ni dudar que inmediatamente…se volvió el ambiente entre selvático y afrodisíaco, como ella me lo había mencionado antes….
Le dije que se quitara un poco de ropa… lo cual asintió y como todo caballero, le ayudé a quitarle su hermoso vestido quedando los dos….en ropa interior….
No niego que el calor, nos iba subiendo a medida que íbamos terminando nuestras copas de mariscos…
Le dije si quería probar un licor de café, que había hecho yo…hacía ya un mes, y que para mí, era la ocasión justa de comprobar si estaba bueno o no….
Ni dudarlo…
Agarré dos copitas de vidrio con unos dibujos en dorado, de una colección que me habían traído de regalo de la India, donde los motivos de cada vasito… casualmente llevaban algunos dibujos del Kamasutra…
Mientras más subía la temperatura, tomé mi máquina de fotos y comencé a pedirle que posara, para mi colección personal de fotos…
Pero con mi interés descontrolado de lo que estaba delante mío… no me di cuenta que a las fotos, las estaba tomando en el formato sepia….
Le dije que eran fotos artísticas donde nunca saco los rostros, y que su cuerpo merecía ser fotografiado por completo…..
Con un Sí casi mágico…quedó su escultural cuerpo femenino, totalmente desnudo y a mi merced, para que mis ojos, se deleitaran de esta belleza en vivo, que tenía delante de mí...
Apagué la luz de la barra que había utilizado de improvisada cocina, y por cosas del destino, la luz que nos iluminaba hacían que nuestras pieles tomasen un tono pastel….
Por fin…, se me completaba el sueño del principio, conocer en vivo una piel aterciopelada, pero bajo la mirada en otro color…
Tu piel es bella le susurré al oído…
Con un suspiro casi merecido…nos abrazamos de una manera tan especial… que entre medio de aquellos almohadones que servían de un comodísimo colchón…nos hicimos el amor… sin darnos cuenta que mi máquina de fotos…nos seguía con su disparador….sacándonos fotos, en color sepia….

CUENTO: EL SABOR DE TU CUELLO

Saber que existen diversas formas de mirar a una mujer, es haber alcanzado el objetivo de un Buen Soñador.
Por ejemplo, nunca había recalado en mi compañera de trabajo que cuando llegaba la primavera, comenzaba a vestirse más liviano a diferencia de los fríos inviernos.
Y tal fue mi sorpresa, que al dirigirme hacia ella pidiéndole unos números de teléfono, miré a través de su camisa blanca media entre abierta, un cuello demasiado sensual…. y que había pasado por alto,  las veces que había estado con una mujer.
No miré su rostro… sino que mis ojos fueron a su cuello. No sé por qué. Algo raro me estaba sucediendo en ese momento.
Me reía por dentro porque ya me imaginaba un drama draculesco pero no, era yo que por fin, miraba de otra manera a una mujer.
Le prestaba atención particularmente, los cambios que en su cuello hacía.
Desde colocarse pañuelos, collares…., hasta el sublime momento donde unas gotas de un riquísimo perfume francés, llegaban a su maravillosa piel.
Cada vez que le pedía algo, venía impregnado con ese perfume y juro que, aunque no parezca, disimuladamente me lo llevaba hacia mi nariz para apreciar el perfume que para ese momento… ella había elegido.
Todo olía a ella.
Las tazas de café, las lapiceras, todo, absolutamente todo lo que provenía de aquellas manos.
Me preguntaba si algún día, era capaz de insinuarle sobre el perfume que usaba diariamente.
Pero mi cobardía me ganaba.
Buscaba la valentía de encontrar el momento oportuno. La instancia ideal…
Hasta que un día, cansado de una rutinaria mañana de trabajo, le digo de improvisto, si aceptaba que le hiciera un café.
.- Claro… me alcanzó a decir.
.- Te noto cansada, ¿O me equivoco?
.- La verdad que tienes razón. No termino más estas planillas..- me dijo medio quejándose-.
.- Entonces … aprovecho para preparar un rico café…, así nos distendemos un poco, ¿No te parece?.
.- Genial… no conocía esa faceta de este caballero, me alcanzó decir medio entre risas…  
.- Es que… este caballero, tiene un sin fin de cosas por descubrir aún.. y es más, para que vayas sabiendo un poco más sobre esta persona que convive laboralmente todas las semanas –medio entre risas-, le informo que “Para mi,  toda mujer, es como un Atlas donde encuentro todo un mundo por descubrir”, ¿SabíaUsted?...
.- Mmmm, intrigante y no apto para mujeres curiosas…,- robándole otras simpáticas risas-.
.- Realmente, nos deberíamos de dejar de tratar de usted o usted ¿No?...
.- Siii, basta de tantas palabras…., -riéndose en todo momento…-
.- La verdad es que… es muy lindo ser amable y más cuando sos correspondido…
.- Si, tenés razón …
.- Aquí están unos ricos cafés…¿Azúcar?.
.- Si por favor…me encanta bien dulce..
.- Aunque… alguien tan dulce, volvería empalagante cualquier café…
.- Ay ..Gracias… Sos muy amable en serio…
.- No hay por qué…-le alcancé a decir-.
.- ¿Siempre sos así con todas las mujeres?.
.- No siempre, pero cuando algo me impacta, me nace todo el “Caballero” que todos tenemos adentro. Y es más… ¿Sabés el tiempo que vengo deseando un café en compañía tuya?..
.- Es muy fuerte lo que me estás diciendo. ¿Tanto te impacté?.
.- La verdad que si y te confieso, que hay algo tuyo que me tiene por demás, en estado de alerta…
.- ¿Qué será?
.- Quedáte tranquila que no es nada malo, sino que es algo tan sencillo pero a la vez tan atrapante que no lo creerías…
.- Más intrigada me tenés…
.- ¿Adivinaste ya?
.- No, sinceramente me tenés súper desconcertada… No me imagino..¿Qué es?..
.- Tu cuello…
.- ¿Mi cuello?. ¿Qué tiene mi cuello?
.- No tienes idea lo sensual que es. Es magnífico, hermoso y por demás sugestivo…
.- La verdad…no me imaginé nunca que alguien alabara mi cuello…¿Y qué es lo que tanto te atrapó?.
.- Sinceramente no se, pero lo único que te puedo decir es que…, apenas comenzabas a vestirte con ropa más liviana, de repente, recalé en tu cuello y empecé a observarte sin querer, tus pañuelos, tus toques a media mañana colocándote perfume y así… mi cabeza comenzó a imaginarse estar a dos centímetros de esa piel, olerla y hacerle sentir mi respiración, rodeándola como si fuera un collar de suspiros…
.- Guauuuu…. Me dejaste sin palabras…

Y acercándome a ella, le dije que al no haber nadie en ese momento en la oficina, me permitiese oler ese perfume francés que llevaba puesto….

.- Me dejas hacer una exploración de tu hermoso cuello…? –le dije mientras dejaba la taza de café sobre su escritorio-
.- No te parece demasiada imaginación de tu parte?
.- La verdad es que…me encanta imaginarme de todo, pero quisiera contarle a tus oídos… lo que mi boca y mi mente…pudieron sentir…
.- No se….¿Qué hago por Dios?...
.- Dejame unos segundos sobre una parte de tu bellísimo atlas, y te diré cuánto pude aprender de esta maravillosa obra femenina…
.- Mmmm…Es todo tuyo mi cuello…

Me acerqué a esa magnífica piel y para qué decirlo.. !! Estaba con ese brillante sudor que…no demoré en mojar mis labios para secarlo, sintiendo ese perfume tan cerca  mío…

.- Eres preciosa!!! Le susurré al oído, con mi voz escasamente audible.

Comencé a rodearle su cuello con mis labios, respirándole bien cerca…haciéndole sentir el calor de mi respiración…
Llegando a su otro oído…le dije que completaría la vuelta de su preciado cuello pero ahora…los haría con pequeños besos, haciendo que mis labios caminaran lo más despacio que ella me permitiese y que me dejara con mis manos, tomarle su cabello ondulado, para darme libertad total de su piel…

.- No pares….-me alcanzó a decir-

Arremetí con mis labios nuevamente, haciéndole círculos de besos en forma de gargantilla, completándolo con un beso en su entreabierta y sedienta boca….

.- No puede ser lo que estoy sintiendo…-me dijo-
.- Si!! Es real!! O acaso lo están dudando…?
.- No, para nada…Lo que pasa es que no te imaginé ni me imaginé algún día hacer esto contigo…
.- Estamos vos y yo y nadie más….-le susurré al oído-. Disfrútalo que estos momentos, están hechos para parar el tiempo y disfrutar todas las sensaciones que cualquier persona, es capaz de sentir….
.- Por favor….No pares….
.- Si… no voy a parar…hasta que nos hagamos el amor…!! ¡Eres muy Dulce!!
.- Y tu también…

Y con un “Acepto” entre susurros de parte de ella…, comenzamos a hacernos el amor de una manera especial, única e irrepetible, en el lugar más inesperado…

CUENTO: INTIMIDAD VICTORIANA

Siento curiosidad…
Siento curiosidad de saber lo que es una mujer con estilo victoriano.
Fue así que mi deseo de tantos años, hicieron que mi mente tan ávida de preguntas y buscadora de respuestas por naturaleza, sucumbiera en esta pequeña historia.

Casi por error o por mi torpeza, una noche queriendo entrar a mi departamento, me equivoqué de puerta al querer abrir la que en realidad, era la de mi vecina…
Al no encajar la llave en la cerradura, me percaté de semejante situación y en menos de un segundo, me corrí unos metros para abrir mi puerta, advirtiendo en ese momento que eran exactamente iguales!
Estaba muy confundido, no obstante sonreía interiormente y me repetía lo tonto que había sido…
Una vez abierta mi puerta y disponiéndome a entrar, mi vecina se asomó y sin titubear me preguntó si necesitaba algo….
Realmente no supe que decir.
Me invadió la vergüenza y no encontraba en mi cerebro,  una salida rápida a esa situación tan incómoda.
Solo atiné a decir: Hola…disculpame.
Y ante una sonrisa picarezca de su parte, logré distenderme.
Me respondió que todo estaba bien,  y que no había problemas.
Grande fue mi sorpresa al percatarme que debajo de su bata de raso negro llevaba un camisolín rosado, con ribetes grises.
Su cabello recogido...al mejor estilo europeo de época, con esos lazos de rulos cayendo por los costados de su blanquecina garganta… hacían que mis manos se tentaran en soltar ese peinado sostenido por una peineta de marfil labrada, para imaginármelo todo suelto y libre...acariciando suavemente su bella espalda…
Cuando ella advirtió que no podía dejar de mirarla, se disculpó por estar así vestida.
Le dije que no se preocupara en absoluto, al contrario, era ella la que me estaba complaciendo en algo que desde hace tiempo estaba buscando… una imagen victoriana.
Por supuesto que ella se rió de lo que le decía, pero en definitiva terminó reconociendo que ése era su estilo y que prefería estar y sentirse así desde adentro para afuera, como si fuese una forma de vivir una moda de manera apasionada…
Le comenté la curiosidad que despertaba en mi su estilo, y le dije que esperaba que algún día me contara un poco más al respecto de esta moda de algún tiempo atrás.
Accedió a mi pedido y nos prometimos, entre risas de pasillo, un café luego de cenar.
Eran ya las diez de la noche, tomé una caja de bombones que reservaba para ocasiones especiales y me envalentoné hacia el pasillo rumbo a su puerta.
No quise prender la luz del pallier.
Preferí estar en penumbras cuando ella apareciera…
Toqué muy despacio su puerta a la espera de una imagen que mis ojos añoraban…
Al abrir, el resplandor de la luz a sus espaldas hizo que ante mi, apareciera una imagen cuasi angelical.
La saludé con un beso muy tímido y entré a su “pequeño palacio” exquisitamente decorado.
Solo ella podía darle ese toque tan especial.
Demás está contarles la belleza de los candelabros, alfombras y cortinas… fineza y elegancia por doquier.
Su riquísimo perfume inundaba todo el living, poniendo mis sentidos a flor de piel.
Le entregué los bombones y amablemente me acompañó hasta unos hermosos sillones de madera tallada y tapicería de terciopelo rojo, para tomar humeantes cafés que, con sus ondulantes vapores, incitaban a una sobremesa más que especial.
Le propuse escuchar música, a lo que ella respondió que estaba en mis manos eligir lo que considerara mejor para la ocasión.
Con una melodía romántica de piano y violines, regresé al sillón para sentarme nuevamente junto a ella.
La charla era agradable y divertida. Aún entre risas y bromas no podía dejar de imaginarme ese perfume francés en su piel de durazno, e intuir cómo estaría vestida interiormente.
Debo confesar que mi  imaginación, con cada minuto que pasaba se agigantaba.
Con cada sonrisa de ella, encontraba la oportunidad justa para acercarme cada vez más.
Al fin le propuse que se soltara el cabello. Y tal como lo imaginé, caía sobre sus hombros y cubría casi la totalidad de su espalda.
La docilidad y brillo de esos bucles danzando sobre sus hombros,  me dejaron relajado de placer…
Se acercó a mi diciendo que quería escuchar un poco más sobre mi famosa “fantasía victoriana”.
Por supuesto que accedí, contándole que fantaseaba estar con una mujer distinguida,  que llevara ese estilo que consideraba muy femenino y sofisticado, cargado de sensualidad y erotismo. Que me apasionaban ciertos detalles como las transparencias acompañadas de cintas, encajes y bordados. Que en una bella mujer como ella, el estilo encajaba a la perfección….
 Sintiéndose halagada por mis palabras, se acercó a mi y sus brazos rodearon mi cuello…
Sin perder un segundo más de esta velada tan particular, aproveché el momento para besar sus dulces y suaves labios, rozando delicadamente su lengua con la mía.
Fue algo mágico, como si ambos hubiésemos estado esperando el motivo justo para poder expresarnos con nuestras ansias de tenernos el uno a otro.
La música de fondo y el cálido ambiente provocaron que nuestros cuerpos comenzaran a deshinibirse poco a poco.
Ella en un acto de vehemencia, se sentó al borde del sillón para desabrochar su camisa con sus delicados dedos,  dejando ver un corset negro entrecruzado con cintas rojas, que tan bien dibujaba sus caderas…
A continuación de ese ensayo, aparecieron debajo de ese mágico corset, unas ligas negras de raso con tules y perlas, para terminar sosteniendo unas medias oscuras con dibujos de fantasía…
Sus zapatos eran negros de cuero, con finos tacos altos y suela roja…
El cuadro ya era más que perfecto…
Se puso de pie y me preguntó si era ésta, la tan imaginada intimidad victoriana que yo moría por conocer…?
Ya casi sin palabras, le dije que sí…!! Que era lo que siempre había soñado ver y que ella, por arte del destino, estaba complaciendo mi imagnación y erotizándome a más no poder…
Me puse de pie y sin dudarlo, me quité toda la ropa…
La tomé delicadamente entre mis brazos y continué besándola y saboreándola…
En el intento de buscar más placer, fui desatando ese bello corset para quedarme al fin, extasiado con su precioso cuerpo curvilíneo. Una imagen hermosa y digna portadora de fineza y glamour…
Nos recostamos en el sillón...
El terciopelo rojo resaltaba su blancura...
La suavidad de la tela se confundía con la de su piel sedosa y perfecta…
Nuestros besos iban más allá de los límites de la expresión…
Su mirada apasionada y desafiante y sus delicados movimientos, provocaban en mi… una sumision total.
Ella era la dueña absoluta del momento…
Quisimos más y encontramos mucho más…
Nuestros cuerpos sudorosos y exitados se agitaban desenfrenadamente y juntos, arribamos al máximo placer.
Luego de pasar esa marea eterna de amor, quedamos recostados los dos, apaciguando el fuego de aquella hermosa noche de lujuria y pasión…
Por la consecuencia de buscar y conseguir, lo que es una mujer con “Intimidad Victoriana”…me encontré con este relato…
Junto a un puñado de palabras, remonté mi inagotable imaginación…
Y por la gracia que me da la libertad de un papel,pude escribir… una parte de mi ilusión….