martes, 26 de julio de 2011

CUENTO: AQUEL TATUAJE EN TU ESPALDA


Realmente…. No se por dónde empezar.
Quisiera tratar de escribir algo tan maravilloso, como es describir aquella bella espalda, como la de cualquier mujer, que quizás nunca alguien la valoró, como lo hice yo…aquella vez…..
Sus suaves ondulaciones… matizadas con esos enrulados cabellos largos, me hacían que mis dedos cruelmente se tentaran, ante esa aterciopelada piel.
Mis ojos fueron los mejores testigos, de aquel cuadro de naturaleza perfecta, haciendo que pestañeara a cada instante, por no creer que la belleza de una mujer, pudiese tanto esconder, como aquel que te cuenta un cuento de un encuentro de amores pasados, y que quisieras saber cómo fue el después.
Tiempo al tiempo, les dije a mis dedos inquietos, que aún mis ojos… están perplejos…
Aquel tatuaje donde terminaba su espalda, era el toque más sensual que había visto y que jamás me hubiera imaginado que tanto podía llegar a doblegarme.
Era de un color morado y de dibujos tibios, que realmente hacían la combinación perfecta para cualquier expectador de arte privado.
Sin quererlo, fui hablándole de a poco a sus dibujados y escondidos oídos, sobre lo bello que era aquel encuentro, y que por primera vez, sentía el placer de estar con una mujer, y poder apreciar cada centímetro de su piel.
Le dije que me encantaba su espalda, y que si me lo permitía, le haría unos relajantes masajes, untados con el mejor óleo de Rosas de Bulgaria…
Cuando ella me dijo que sí, le saqué aquella transparente camisa blanca de seda que llevaba puesta sin que ningún botón me lo impidiera….y le pedí que se recostara boca abajo…en aquel encantado camastro hecho de cañas, salpicado con mullidos almohadones rojos y danzantes tules blancos, flameantes por la brisa de aquella templada noche estrellada…
Puso sus manos a los costados de su cabeza, y yo no tardé en acomodar su largo cabello, para dejar libre esa llanura ondulada, a la que yo tanto deseaba explorar.
Me arrodille sobre su costado izquierdo, justo a la mitad de su cuerpo, para que la luz de aquellas velas, hicieran de haces danzantes y de sombras acostadas sobre aquella columna, que atravesaba esa planicie encantada.
Comencé a calentar las puntas de mis dedos, con ese impregnante aceite de Rosa de Bulgaria, para que no sintiera ningún tipo de frío, al momento de comenzar con aquel personal desafío.
Apoyé mis manos sobre la hendidura de sus hombros y comencé a hacer, poco a poco, unos suaves y circulantes masajes,  con mis exploradores dedos cómodos.
Sólo sé que en esa fantástica noche, mis oídos tanto no aguantarían, porque no sólo oían el ruido del flameo de telas por el viento, sino que a todo esto, se le sumaron unos escondidos gemidos de aquella boca que mordía almohadones, sin frenos.
No tardé en sentarme por encima de sus piernas, para seguir son ese ritual de aceite cada vez más tibio, por su ya arqueada y temblorosa espalda….todo un desafío.
Cada vez que iba bajando más, no dejaba de mirar aquel tatuaje que tanto al principio me atrapó. A decir verdad, era por demás intrigante y hasta con tintes místicos. Podría afirmar que algún mensaje en clave traía consigo, porque al pasarle el óleo con mis dedos, como por arte de magia, aparecían dos figuras de un hombre y una mujer abrazados, de un suave color morado, y en el lugar donde aquellas figuras se besaban, sus bocas tenían a lo que llamo el color rojo “vivo”.
Los caminos serpenteantes que hacían mis manos dese el cuello hasta aquel tatuaje, no eran más que cosechar más y más gemidos de aquellos labios de esa preciosa dama, que tenía debajo mío…, y que con movimientos temblorosos y jadeantes, no podía decirme basta ni mucho menos…que acabase.
Pronto …. Vino la locura…
Me saqué mi camisa suelta y en un instante, ambos quedamos cual naturaleza imaginase.
Apoyé mi pecho contra su aceitada espalda y en pocos segundos, ambos teníamos el roce y el aroma de aquella Rosa de Bulgaria hecho aceite.
Hacernos el Amor aquella noche…, entrelazándo sus manos con las mías y no pararnos de mover, fue lo más maravilloso que sentí, en lo que yo llamo “Historias de Vida,,,,”; porque cada vez que recuerdo aquella noche, miro en mi abdomen y me aparece como por picardía , aquel bello tatuaje que ella llevaba, en esa estrellada noche….donde toda su belleza….. fue mía…..




CELACANTO

No hay comentarios.:

Publicar un comentario